"Escuchar es educar"
- Alba López Hernández
- 3 ene 2018
- 2 Min. de lectura
Hace unos días, sucedió un cambio en mis ratos de baile con los niños. Desde entonces he empezado a actuar de otra manera y a reflexionar sobre lo sucedido.
En primer lugar, todas las semanas tengo una hora de actividades y baile con niños de edades comprendidas entre 4 y 8 años.
Al principio todo era novedad y todo funcionaba muy bien, pero a lo largo de los días me encontré con un niño que no me hacía caso, pegaba a los otros niños y tenía que hacer lo que el dijera.
Pensé que si cuando le viera pegando le regañaba dejaría de hacerlo, pero no funciono. En segundo lugar, probé castigándole sin jugar y sin hablar con otros niños un rato, pero este lloraba y cuando se le pasaba volvía a suceder lo mismo, es decir no escarmentaba.
Muchas veces pensaba que no iba a poder solucionar su conducta, y en ocasiones me quitaba las ganas de seguir realizando actividades con los niños hasta el punto de pensar en dejarlo.
Con los días reflexione y pensé que había que buscar nuevas formas, que dejarlo todo no era la solución, y que era un problema al que tendría que hacer frente.
Experimente diciéndole que si no me hacía caso no jugaría en el rato de juegos, pero tampoco funciono.
Entonces un día decidí que me convertiría en su amiga, y que él me viera así y no como una enemiga que le regañaba todo el rato. Fue entonces cuando el niño y yo nos empezamos a llevar mejor.
En vez de regañarle cuando pegaba a sus compañeros, decidí en parar el tiempo, hablar con él relajadamente y explicarle porque no lo tenía que hacer, exponiéndole que si tenía algún problema me lo expusiera a mi que soy la profe y yo lo solucionaría. Explicándole en todo momento, lo que esta bien, y lo que esta mal. Lo que puede y lo que no puede hacer.
Además también empecé a observar de donde podría venir esta conducta, observando su conducta fuera de nuestra hora de actividades.
Después de este proceso de observación, he llegado a la conclusión que el niño cuando le regañas o le castigas no hace caso, porque es lo que siempre hacen con él, además de que en múltiples ocasiones al no hacer caso le dejan hacer lo que el quiera. Por otra parte creo que el niño empezó a hacerme caso cuando hablaba con él y le explicaba todo, porque lo que necesita es atención, cariño, sentirse escuchado y querido. No digo que sus padres no le proporcionen cariño, ya que estoy segura que si, pero puede que le falte en algunos momentos y por eso actúa así.
Después de esta experiencia, observo mucho más las conductas e intento buscar soluciones para hacerlas frente. Además con respecto a esta carrera pienso que la teoría es importante para aprender, pero creo que lo que te proporciona la práctica va mucho más allá.

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